dimarts, 29 de maig del 2012

Up to you

Caja pequeña de chicles Nicorette: 9,90€. Billete en RyanAir el día de la final de Copa: 22€. Abono semanal de Oyster zonas 1, 2 y 3: 34,95£. Levantarse cada día a las siete de un salto y llegar por la noche derrengado: ¡eso sí que no tiene precio! Vale, está manido el fake del anuncio de las tarjetas y ya es un poco cansino, pero la verdad es que no se paga con dinero (¡que sí, ama, se paga con dinero, lo sabemos!) el placer de que sea posible encontrar curro. No digo que lo vayamos a encontrar con facilidad (un sacrilegio execrable, merecedor del infierno ateo inmediato), ni siquiera puedo decir que lo vayamos a encontrar en absoluto, pero por lo menos puedo decir que lo podemos buscar donde lo hay. Ya es más que lo que hemos podido decir el último año y medio. Así que patas a la obra.


El capo de RyanAir haciendo gala de humor (¿?) inglés


Nuestras mochilas, vistas por RyanAir
RyanAir es otro mundo. Primero, en tierra, se empeñaron en que nuestras bolsas de mano, una sencilla mochila de portátil con una hermosa bandera del FSLN mal cosida encima y una ajada mochila de monte de 30 litros, no cabían en las especificaciones del billete. 50€ por barba para que cupieran o la opción que preferimos, aprovechando un despiste de la azafata-sargento-de-hierro que abroncaba a otro infeliz y no nos miraba: un poco de pierna y mucha voluntad hacen la mochila estrecha y/o el agujero del parabán ancho. Después, en vuelo unas azafatas que parecen estar haciéndote un favor por dejarte poner el culo en su cochambrosa teletienda voladora con los asientos sin numerar -nos tocó a tres filas de distancia uno del otro, por lentos- y una paliza de promoción tras promoción de las cosas más insospechadas. ¿Por qué venden boletos de una rifa? ¿Estamos todos locos? ¿Alguien compra esa mierda? Pero en fin, el avión antes o después aterriza. Menos mal que solo hacen viajes cortos, no quiero ni pensar lo que podría pasar si tuvieras que cruzar el océano, prohibido fumar todo el viaje, con los palizas estos vendiéndote colonias, boletos para una rifa y cervezas calentuchas a 4,50€.

Los italianos que te llevan barato de Stansted a Londres
En la frontera inglesa (un momento... ¿por qué tenemos que pasar por la frontera y dar explicaciones? ¿qué pasa con Schengen? ¡malditos guiris! Ah, no, GodSavetheQueen, sorry, que en realidad los jodidos no están en Schengen, primo) un simpático funcionario gordito y negro con un acento enrevesado nos desea suerte en nuestra búsqueda de empleo entre risas, no sé si por la catastrófica situación laboral de España, porque nos ha visto timoratos y apardillados o porque somos los emigrantes número un millón. La cosa es que estamos en Londres. O no. De momento estamos en Stansted y como el tren cuesta 22 pounds y el autobús, en la compañía más barata solo 9, pues al autobús. Un chico de acento italiano, piercings italianos y perillita italiana, con un inglés peor que el de Chiquito de la Calzada y que sospecho que era italiano, nos acomoda en una cola, luego en otra y nos tiene una hora esperando al bus. Coño, esto ya lo he vivido antes, pero es que ¡estaba en Nicaragua, huevón! Y al fin llegó el autobús, nos apilamos alegremente con otro montón de europeos del sur y nos papamos un atasco de mil pares de cojones (concretamente 40 kilómetros de atasco). Además hacía 26 o 27 grados, el cielo estaba despejado sin una cochina nube y los pasajeros chillaban como energúmenos, así que, la verdad, el cambio cultural lo pasamos sin enterarnos, oiga, capacidad de adaptación que tenemos.

Por fin, después de tener a nuestros respectivos amigos y cicerones Isaac (mío) y Merche (de Rosa) esperando durante más de una hora sobre el horario previsto -para cuando por fin llegamos ellos solitos se habían autopresentado y se estaban echando una cerveza en una terraza- desembarcamos en Liverpool Street y pudimos salir de la lata de bus, usar las rueditas de las maletas y sumarnos a la bienvenida que había empezado cabalmente sin los agasajados, y cuya alegría acabó cuando encontramos un bar de guiris (ostia, no, que los guiris somos nosotros) y estaban, efectivamente, poniendo la final de Copa.

Y en fin, está bien por hoy. En cuanto pueda volver a conectarme os explico cómo salimos huyendo a la carrera de una estación del metro en emergencia general. Y no era un simulacro. Promised.

4 comentaris :

  1. Ara fa 35 anys els Sex Pistols van traure el God Save the Queen. Esperem que el No Future que cantaven hage canviat i trobeu en eixes terres el bon futur que us mereixeu.
    Salut.

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  2. Gràcies Pere, que Sid Vicious t'escolte!!! Jo sóc més de Joe Strummer en qüestió de punkis londinencs, però Sex Pistols també em posen. Salut pa tu també!!

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  3. joder, ni aunque me hables de salchichas alemanas... un gusto leerte kepa, siempre!! abrazo grande!! la aventura os espera chic@s, a por ella!!

    PD - Lástima de final, no me creerás, pero mi corazón sufrió un pelín...

    muaaaaa

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  4. Graciaaas Xikiiito!!!!! No te preocupes por la final, ya sabes, hay que llegar para que te arrollen de esa manera :) Por aquí andamos, a la pelea con los Brits estos, a ver qué sale!

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