Perdonad que tarde tanto en postear, es que entre patear la calle por las mañanas y rellenar application forms por las tardes me planto en las 10 de la noche sin respirar. Sé que estáis ansiosos por enteraros de nuestras desventuras, un poco de paciencia, caramba.
El flujo de información respecto al mercado laboral Brit es confuso. Tenemos las estadísticas oficiales, que nos hablan de una bajada del paro del 0,2% con un aumento equivalente del empleo, lo que se traduce en 45.000 pringados menos en la cola. Buena noticia. Por otro lado a nuestro nuevo compañero de piso lituano, que trabajaba en una empresa de demolición, lo echaron taimada y alevosamente el lunes inmediatamente posterior a que le cayéramos nosotros encima. Mala noticia. La proximidad de los juegos olímpicos parece que debería tener animado el mercado, por lo menos en el sector de la hostelería, buena noticia. Pero multitud de griegos, portugueses, italianos y españoles vienen huyendo de la crisis económica y la corrupción política cada día. Mala noticia.
Entre tanto nosotros a lo nuestro. Como tampoco es cuestión de aburriros mortalmente con nuestros fútiles peregrinajes entre agencias, baretos y páginas web he pensado que os voy a contar una de las dos únicas veces que hemos salido a cenar, desafortunadamente con emigrados del terreno, más o menos. Fue en un restaurante que está en Portobello y que se llama Galicia. Sí, había pulpo en el menú de tapas. Bravo. Portobello es un barrio muy bonito, donde está, según dicen ellos, el mercado de antigüedades más grande del mundo. La visita nos vino bien porque hicimos un contacto potencialmente interesante con un chico asturiano muy majo que trabaja de catador de café. Mola, ¿eh?. Es interesante el contacto porque su empresa se dedica al café de comercio justo, y también desarrolla proyectos en los países productores. Nos prometió pasarle nuestros currícula (toma palabra pedante, cómo disfruto) a la chica de recursos humanos. Pero lo que os quería contar de la cena no es eso, sino las barbaridades que hay que oír, a veces, en las sobremesas.
Había una chica checa, un hispano-brasileño, un burgalés y otra serie de extranjeros de países similarmente ajenos y exóticos. No voy a dar nombres en general porque es feo. Y en particular porque no me acuerdo. La cosa es que había una sección de la mesa que se definía enemiga de los impuestos y del Estado y otra, en la que Rosa y yo nos incluimos, claro, fan del Estado del Bienestar. El hispano-brasileño se definía libertario de derechas (raca), o sea de esos zumbados yanquis que esperan al cobrador de impuestos del barrio agazapados tras la puerta con la escopeta cargada de postas de sal. Ya conocía la tribu esta de los chiflados libertarios americanos gracias a Peter Bagge (No confundir con los genuinos anarquistas libertarios a la europea, los de la CNT, Durruti, Bakunin, Kropotkin y Noam Chomsky que son los que molan, eh, los del movimiento okupa, Azagra, LaPollaRecords y eso. Estos son otros). Y, mientras tanto, agazapado en su trinchera de chorizos y bravas había otro energúmeno que opinaba que los paraísos fiscales son im-pres-cin-di-bles, con el peregrino argumento de que si no un carguero de petróleo que vendiera tres veces su cargamento en aguas internacionales por qué iba a pagar impuestos, y sobre todo, a quién (SIC). Lo más gracioso de todo es que uno de los defensores de los impuestos, o sea de los que estaban a favor del Estado y de pagar para tener sanidad y educación públicas, universales y gratuitas como yo, uno de los míos, de los buenos, vaya, me comentó después que él pagaba más en impuestos al mes que el salario completo de los otros dos iluminados, seguramente juntos. Y encima, al día siguiente, voy y me entero que uno de los dos lumbreras se había ido a España a operarse porque la sanidad británica era una mierda y no se fiaba. No me jodas, tú no eres libertario tú eres un jeta y un impresentable, cara de cemento tienen algunos, y falta de vara.
Sugerente logo de una de las empresas de colocación. Esta nos trató bastante bien |
En cuanto a la búsqueda de empleo esta semana vamos cerrando el cerco: hemos estado en el JobCenter, también con resultados cuestionables, una lista de agencias de colocación del barrio y una sonrisa poco efectiva. Las agencias de colocación en cuestión, BrookStreet, Prime Time Recruiment, Team Support, Reed Specialist y Manpower UK no parece que nos vayan a resultar de mucha utilidad, aunque quizás esta impresión subjetiva se deba a la desconfianza arrastrada desde nuestra tierra y a diferencias culturales. O es que no damos el perfil. Bueno, en algunas es seguro que no lo dábamos (Una exigía para TODOS los trabajos llevar dos años trabajados en UK, nos ha hecho poner nuestros nombres y teléfonos en una libreta mostosa, sin dejar de escribir en su ordenador, ni mirarnos el careto, ni cogernos el CV) pero otras han sido más amables y nos han hecho breves entrevistas o, por lo menos, nos han preguntado qué trabajo buscábamos y qué experiencia y calificaciones teníamos. La que más se lo ha currado ha sido una señora rubia del gobierno local de Towerhamlets, un barrio de Londres. Ha sido muy amable y aunque seguir su inglés londinense ha sido una tortura, por lo menos se ha esforzado en entendernos y ha prometido intentar algo. Para Rosa que tiene National Insurance Number, porque yo, que aún no lo tengo (no me hace falta para encontrar trabajo, solo a partir de que me contraten) no me he podido inscribir. Ahora me queda la duda de si es eficiente ir al JobCenter e intentar conseguir el dichoso número o es más eficiente dedicar la mañana a entrar y salir de bares con cara de altamente explotable. Quizás la próxima vez os cuente lo de mi curriculum tróspido, pero esta vez no prometo nada, que luego me da pereza hablaros de eso y me siento obligado. Bona nit, gentola, aferraos a vuestros empleos como garrapata a lomo de avestruz.
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