Economics

It's a battle of the ideas. Watch. Read. Be critical. Argue. Figure things out.

Teaching

It's more important to teach how to think than what to think.

Cooperació internacional

Des de la solidaritat, l'estima i el respecte entre els pobles i les persones.

Technology teaches

Tech tools that help us teach... and learn.

Londres no és Itaca

Però ha d'estar en el camí.

dimarts, 12 de juny del 2012

Okupa Portobello

Perdonad que tarde tanto en postear, es que entre patear la calle por las mañanas y rellenar application forms por las tardes me planto en las 10 de la noche sin respirar. Sé que estáis ansiosos por enteraros de nuestras desventuras, un poco de paciencia, caramba.

El flujo de información respecto al mercado laboral Brit es confuso. Tenemos las estadísticas oficiales, que nos hablan de una bajada del paro del 0,2% con un aumento equivalente del empleo, lo que se traduce en 45.000 pringados menos en la cola. Buena noticia. Por otro lado a nuestro nuevo compañero de piso lituano, que trabajaba en una empresa de demolición, lo echaron taimada y alevosamente el lunes inmediatamente posterior a que le cayéramos nosotros encima. Mala noticia. La proximidad de los juegos olímpicos parece que debería tener animado el mercado, por lo menos en el sector de la hostelería, buena noticia. Pero multitud de griegos, portugueses, italianos y españoles vienen huyendo de la crisis económica y la corrupción política cada día. Mala noticia.

Entre tanto nosotros a lo nuestro. Como tampoco es cuestión de aburriros mortalmente con nuestros fútiles peregrinajes entre agencias, baretos y páginas web he pensado que os voy a contar una de las dos únicas  veces que hemos salido a cenar, desafortunadamente con emigrados del terreno, más o menos. Fue en un restaurante que está en Portobello y que se llama Galicia. Sí, había pulpo en el menú de tapas. Bravo. Portobello es un barrio muy bonito, donde está, según dicen ellos, el mercado de antigüedades más grande del mundo. La visita nos vino bien porque hicimos un contacto potencialmente interesante con un chico asturiano muy majo que trabaja de catador de café. Mola, ¿eh?. Es interesante el contacto porque su empresa se dedica al café de comercio justo, y también desarrolla proyectos en los países productores. Nos prometió pasarle nuestros currícula (toma palabra pedante, cómo disfruto) a la chica de recursos humanos. Pero lo que os quería contar de la cena no es eso, sino las barbaridades que hay que oír, a veces, en las sobremesas.


Había una chica checa, un hispano-brasileño, un burgalés y otra serie de extranjeros de países similarmente ajenos y exóticos. No voy a dar nombres en general porque es feo. Y en particular porque no me acuerdo. La cosa es que había una sección de la mesa que se definía enemiga de los impuestos y del Estado y otra, en la que Rosa y yo nos incluimos, claro, fan del Estado del Bienestar. El hispano-brasileño se definía libertario de derechas (raca), o sea de esos zumbados yanquis que esperan al cobrador de impuestos del barrio agazapados tras la puerta con la escopeta cargada de postas de sal. Ya conocía la tribu esta de los chiflados libertarios americanos gracias a Peter Bagge (No confundir con los genuinos anarquistas libertarios a la europea, los de  la CNT, Durruti, Bakunin, Kropotkin y Noam Chomsky que son los que molan, eh, los del movimiento okupa, Azagra, LaPollaRecords y eso. Estos son otros). Y, mientras tanto, agazapado en su trinchera de chorizos y bravas había otro energúmeno que opinaba que los paraísos fiscales son im-pres-cin-di-bles, con el peregrino argumento de que si no un carguero de petróleo que vendiera tres veces su cargamento en aguas internacionales por qué iba a pagar impuestos, y sobre todo, a quién (SIC). Lo más gracioso de todo es que uno de los defensores de los impuestos, o sea de los que estaban a favor del Estado y de pagar para tener sanidad y educación públicas, universales y gratuitas como yo, uno de los míos, de los buenos, vaya, me comentó después que él pagaba más en impuestos al mes que el salario completo de los otros dos iluminados, seguramente juntos. Y encima, al día siguiente, voy y me entero que uno de los dos lumbreras se había ido a España a operarse porque la sanidad británica era una mierda y no se fiaba. No me jodas, tú no eres libertario tú eres un jeta y un impresentable, cara de cemento tienen algunos, y falta de vara.


Sugerente logo de una de las empresas de colocación. Esta nos trató bastante bien
En cuanto a la búsqueda de empleo esta semana vamos cerrando el cerco: hemos estado en el JobCenter, también con resultados cuestionables, una lista de agencias de colocación del barrio y una sonrisa poco efectiva. Las agencias de colocación en cuestión, BrookStreet, Prime Time Recruiment, Team Support, Reed Specialist y Manpower UK no parece que nos vayan a resultar de mucha utilidad, aunque quizás esta impresión subjetiva se deba a la desconfianza arrastrada desde nuestra tierra y a diferencias culturales. O es que no damos el perfil. Bueno, en algunas es seguro que no lo dábamos (Una exigía para TODOS los trabajos llevar dos años trabajados en UK, nos ha hecho poner nuestros nombres y teléfonos en una libreta mostosa, sin dejar de escribir en su ordenador, ni mirarnos el careto, ni cogernos el CV) pero otras han sido más amables y nos han hecho breves entrevistas o, por lo menos, nos han preguntado qué trabajo buscábamos y qué experiencia y calificaciones teníamos. La que más se lo ha currado ha sido una señora rubia del gobierno local de Towerhamlets, un barrio de Londres. Ha sido muy amable y aunque seguir su inglés londinense ha sido una tortura, por lo menos se ha esforzado en entendernos y ha prometido intentar algo. Para Rosa que tiene National Insurance Number, porque yo, que aún no lo tengo (no me hace falta para encontrar trabajo, solo a partir de que me contraten) no me he podido inscribir. Ahora me queda la duda de si es eficiente ir al JobCenter e intentar conseguir el dichoso número o es más eficiente dedicar la mañana a entrar y salir de bares con cara de altamente explotable. Quizás la próxima vez os cuente lo de mi curriculum tróspido, pero esta vez no prometo nada, que luego me da pereza hablaros de eso y me siento obligado. Bona nit, gentola, aferraos a vuestros empleos como garrapata a lomo de avestruz.

divendres, 1 de juny del 2012

Mind the Gap

El resum no està disponible. Fes clic en aquest enllaç per veure la publicació.

dimarts, 29 de maig del 2012

Up to you

Caja pequeña de chicles Nicorette: 9,90€. Billete en RyanAir el día de la final de Copa: 22€. Abono semanal de Oyster zonas 1, 2 y 3: 34,95£. Levantarse cada día a las siete de un salto y llegar por la noche derrengado: ¡eso sí que no tiene precio! Vale, está manido el fake del anuncio de las tarjetas y ya es un poco cansino, pero la verdad es que no se paga con dinero (¡que sí, ama, se paga con dinero, lo sabemos!) el placer de que sea posible encontrar curro. No digo que lo vayamos a encontrar con facilidad (un sacrilegio execrable, merecedor del infierno ateo inmediato), ni siquiera puedo decir que lo vayamos a encontrar en absoluto, pero por lo menos puedo decir que lo podemos buscar donde lo hay. Ya es más que lo que hemos podido decir el último año y medio. Así que patas a la obra.


El capo de RyanAir haciendo gala de humor (¿?) inglés


Nuestras mochilas, vistas por RyanAir
RyanAir es otro mundo. Primero, en tierra, se empeñaron en que nuestras bolsas de mano, una sencilla mochila de portátil con una hermosa bandera del FSLN mal cosida encima y una ajada mochila de monte de 30 litros, no cabían en las especificaciones del billete. 50€ por barba para que cupieran o la opción que preferimos, aprovechando un despiste de la azafata-sargento-de-hierro que abroncaba a otro infeliz y no nos miraba: un poco de pierna y mucha voluntad hacen la mochila estrecha y/o el agujero del parabán ancho. Después, en vuelo unas azafatas que parecen estar haciéndote un favor por dejarte poner el culo en su cochambrosa teletienda voladora con los asientos sin numerar -nos tocó a tres filas de distancia uno del otro, por lentos- y una paliza de promoción tras promoción de las cosas más insospechadas. ¿Por qué venden boletos de una rifa? ¿Estamos todos locos? ¿Alguien compra esa mierda? Pero en fin, el avión antes o después aterriza. Menos mal que solo hacen viajes cortos, no quiero ni pensar lo que podría pasar si tuvieras que cruzar el océano, prohibido fumar todo el viaje, con los palizas estos vendiéndote colonias, boletos para una rifa y cervezas calentuchas a 4,50€.

Los italianos que te llevan barato de Stansted a Londres
En la frontera inglesa (un momento... ¿por qué tenemos que pasar por la frontera y dar explicaciones? ¿qué pasa con Schengen? ¡malditos guiris! Ah, no, GodSavetheQueen, sorry, que en realidad los jodidos no están en Schengen, primo) un simpático funcionario gordito y negro con un acento enrevesado nos desea suerte en nuestra búsqueda de empleo entre risas, no sé si por la catastrófica situación laboral de España, porque nos ha visto timoratos y apardillados o porque somos los emigrantes número un millón. La cosa es que estamos en Londres. O no. De momento estamos en Stansted y como el tren cuesta 22 pounds y el autobús, en la compañía más barata solo 9, pues al autobús. Un chico de acento italiano, piercings italianos y perillita italiana, con un inglés peor que el de Chiquito de la Calzada y que sospecho que era italiano, nos acomoda en una cola, luego en otra y nos tiene una hora esperando al bus. Coño, esto ya lo he vivido antes, pero es que ¡estaba en Nicaragua, huevón! Y al fin llegó el autobús, nos apilamos alegremente con otro montón de europeos del sur y nos papamos un atasco de mil pares de cojones (concretamente 40 kilómetros de atasco). Además hacía 26 o 27 grados, el cielo estaba despejado sin una cochina nube y los pasajeros chillaban como energúmenos, así que, la verdad, el cambio cultural lo pasamos sin enterarnos, oiga, capacidad de adaptación que tenemos.

Por fin, después de tener a nuestros respectivos amigos y cicerones Isaac (mío) y Merche (de Rosa) esperando durante más de una hora sobre el horario previsto -para cuando por fin llegamos ellos solitos se habían autopresentado y se estaban echando una cerveza en una terraza- desembarcamos en Liverpool Street y pudimos salir de la lata de bus, usar las rueditas de las maletas y sumarnos a la bienvenida que había empezado cabalmente sin los agasajados, y cuya alegría acabó cuando encontramos un bar de guiris (ostia, no, que los guiris somos nosotros) y estaban, efectivamente, poniendo la final de Copa.

Y en fin, está bien por hoy. En cuanto pueda volver a conectarme os explico cómo salimos huyendo a la carrera de una estación del metro en emergencia general. Y no era un simulacro. Promised.

diumenge, 1 d’abril del 2012

Decreixement, la utopia concreta: Viure millor amb menys


És possible un creixement infinit en un món finit? Podria paréixer una pregunta absurda de no ser perquè la resposta que donen els models econòmics liberals és 'sí'. Com que els mètodes de producció i consum, les normes que els regulen i la mateixa concepció de la societat moderna estan basats en aquests models neoclàssics de creixement potser fóra interessant parar-se un segon a pensar sobre el tema. L'editorial 3i4 dins la seua col·lecció 'Gaia / Pensament global, territori i medi ambient' ens presenta una cuidada edició en català de dos dels llibres del guru del decreixement Serge Latouche: Petit tractat del decreixement seréEn defensa del decreixement. Tots dos s'insereixen entre els moviments post-desenvolupistes i bioeconòmics, els corrents actuals més puixants i influents de la crítica al model productiu i a l'imaginari no sols capitalista sinó desenvolupista i economicista. El primer, de més càrrega teòrica, és una mena de manual decreixentista que pretén servir d'eina de treball per als responsables polítics conscienciats, mentres que el segon està plantejat com un FAQ sobre el decreixement: hi inclou respostes a les objeccions més freqüents, aclariments de punts obscurs del cos teòric, controvèrsies, aparents contradiccions i en definitiva un argumentari concebut segons explica l'autor per armar els partidaris, especialment els joves, que estan menys bregats al debat intel·lectual.



Trencar amb l'imaginari

Arrelat en l'ecologisme polític i en autors de la rellevància de Nicholas Georgescu-Roegen, Ivan Ilich, André Gorz o Cornelius Castoriadis el decreixement, o més pròpiament en paraules de Latouche "acreixement en el sentit d'ateisme", pretén "rompre les ambigüitats dels addictes al productivisme i rebutjar el culte irracional, quasi idòlatra del creixement pel creixement". Latouche, portaveu autoritzat dels objectors del creixement fa una crítica ferotge al sistema productiu mercantilista i la seua lògica perversa producció - ocupació - consum (o en altre nivell publicitat - crèdit bancari - obsolescència programada) que ens abocaria de manera inevitable més prompte que tard al "decreixement [forçós] o la barbàrie". Començant per rebatre la ignorància voluntària que els economistes teòrics neoclàssics han fet de la natura en els seus models -mitjançant el truc d'indiscutible elegància matemàtica de la infinita substituïbilitat dels factors, i valorant les lleis de la termodinàmica que impliquen que alguns processos són irreversibles i que cada vegada el cost en recursos serà més gran i no menys com preferim creure, l'autor considera que estem clavats en un atzucac de conseqüències catastròfiques per a l'humanitat i, potser, per a la vida mateixa al nostre planeta: el creixement és el càncer de la humanitat.



L'abundància frugal

Cal, per tant, abandonar la senda de l'acumulació que s'ha intensificat de manera dramàtica en el segle XX i tornar o reinventar un progrés basat precisament en la frugalitat, en l'autolimitació de les necessitats (per això és fonamental limitar la publicitat i les necessitats creades) i en els béns relacionals com la cultura, la conversa o la participació política que no s'exhaureixen per l'ús sinó que hi creixen front als béns materials, renovables o no. L'abundància frugal implica també una aposta per assaborir la lentitud, com al moviment slow-food que arreu del món té cent mil productors, llauradors, artesans i pescadors que lluiten contra la uniformització de la nutrició i per recuperar els gustos i els sabors. Dóna fins i tot consells per una dieta frugal: més estacionària, més vegetariana i més local. Per a Latouche l'abundància frugal no és més oxímoron que el desenvolupament sostenible, concepte ja àmpliament desprestigiat -alguna cosa està malament si el director general de Nestlé pot emprar el mot sense rubor. Aquesta abundància frugal estaria, doncs, molt relacionada amb la simplicitat voluntària, l'assumpció conscient d'una manera de viure senzilla, que rebutja el consumisme i la falsa ètica del treball obligatori, i que posa l'èmfasi en un humanisme que pot ser més o menys hedonista, però en tot cas vivencial i d'una escala indefugiblement humana.



Retornar al món local

Bona part dels problemes de la globalització o mundialització de l'economia estan relacionats precisament en l'abandonament del món local. En aquest sentit Latouche entronca amb propostes que vénen del sud, com el consum de proximitat preconitzat per Via Campesina i el Fòrum Social Mundial, i reivindica un retorn a allò local, a l'agricultura local i el consum local que garanteixen una sensible reducció de la petjada ecològica, un augment de la seguretat i la sobirania alimentària i la creació de llocs de treball a l'entorn en què s'hi viu. El comerç local front a les grans superfícies implicarà millores en reduir la zonificació, fent innecessari l'abús del vehicle privat i reforçant el teixit social i la cohesió als nostres pobles i ciutats alhora que redueix la pressió sobre els països empobrits, especialment vulnerables als daltabaixos dels mercats internacionals i a l'especulació. Latouche ens proposa un veritable "reteixit" orgànic de l'àmbit local, no tancat en si mateix sinó constituït en una xarxa de municipis a la manera en què ho presentaria Roberto Camagni, que situa l'escala de la vida, de la democràcia, ara sí, participativa i de les relacions a una dimensió més humana i més serena.


Desintoxicar-se de l'addicció a la feina

Front a les crítiques que, amb tot el sentit, indiquen que al si del capitalisme una aturada del creixement -fins i tot un creixement feble- implica una reducció dels llocs de treball i un augment de la desigualtat i de la conflictivitat social, l'autor advoca per compartir la feina i recuperar el plaer del lleure, no tant de l'oci en el sentit mercantilista sinó més bé el plaer del temps recuperat per a u mateix, per al joc, la contemplació i la participació pública. Compartir el treball serà doncs una condició necessària per a reduir el consum de recursos naturals, i junt amb la fi de l'explotació de les poblacions del sud amb la relocalització esmentada adès, garantiria una transició d'un model productivista a un decreixentista. Malauradament en aquest camp les propostes, tot i la seua més que probable utilitat, semblen hui en dia molt allunyades de les agendes, més si cap després del fracàs de la iniciativa de les 35 hores a França.


Quina crisi del pensament?

Tant si estem d'acord amb les tèsis decreixentistes com si ens trobem perplexos front a una crisi sistèmica que no pareix bosquejar la seua fi, o si, senzillament, hom vol saber més sobre com i per què viure millor amb menys i sobre temes tan interessants com l'equitat nord - sud, el deute ecològic, les recomanacions que el decreixement té per als països empobrits, el caràcter revolucionari o reformista del moviment, què s'amaga darrere de les huit R, la conveniència d'un partit decreixentista, la utilitat d'una moratòria tecno-científica o sobre les propostes concretes del seu programa polític aquests dos llibres de Serge Latouche són una manera estimulant de plantar-li cara al futur amb una mirada revolucionàriament assosegada.






dilluns, 28 de novembre del 2011

Llengües amenaçades: en favor de sí discutir per conscienciar

(Nota de l'autor: Altres llengües al lateral -->)

Recentment vaig tindre, en una assamblea mixta de Redolí i la nova fornà de cooperants nascuts de l'inefable IIDL de Castelló, l'oportunitat de tornar a debatre, per moments acaloradament, sobre la nostra llengua, la pretesa imposició que en fem, etcètera, com en una mena de dèja-vu col·lectiu en el què molts us hi trobareu representats. Hui m'he trobat un modest documental del que pensen els maies sobre els maies i com que era gravat a Quetzaltenango, ciutat on vaig tindre la sort de passar un temps i parlar amb mams, quetziquels i altres hereters de la cultura maia, m'ha sorgit escriure aquesta reflexió:

La solució més còmoda sempre és no discutir. No corres el risc de ser malentès, ni de caure-li malament a ningú, ni d'acabar empestat. Saps que la llengua és una cosa tan clavada en la identitat de cadascú que, indefugiblement, el debat pujarà de to i les postures tendiran a radicalitzar-se.

Els de la Plataforma per la Llengua sí que saben motivar


Jo personalment m'estime més discutir. Perquè crec que en tot diàleg, si és sincer, encara que siga fort, hi ha un intercanvi d'idees i que aquestes idees enriquiran a totes les parts. Incloent-me a mi, clar. Les idees són una llavoreta que germinarà potser en mesos o anys però que allà queda. També és cert que els que tenim per costum fer didàctica sobre el tema, ni que siga a martellades, estem molt bregats mentres que els nostres oponents, dignes, intel·ligents i benintencionats, és potser la primera vegada que s'han trobat oposició argumentada i bel·ligerant front a les seues idees monolingües. Per això jo he trobat dreceres, perspectives i exemples que, de tant testar-los al camp de lluita, he anat refinant i optimitzant i aquesta entrada del blog pretén fer una collita, oberta i no exhaustiva, de part d'aquesta munició (dialèctica) efectiva:

- Jo no crec que parlar en valencià siga el meu dret. Jo ho considere el meu deure. I ho explique amb el següent argument: És cert que els filòsofs francesos (diguem-ne Rousseau, Descartes) i els alemanys (posem Schopenhauer, Nietzsche) pensen molt diferent i en canvi es pareixen entre ells, al menys en la manera de construir les idees. Això és clarament perquè pensen en francès o en alemany i és que cada llengua és una manera de veure el món. Contribuir a mantindre una llengua amenaçada amb vida és aportar no als parlants (passats, presents o futurs) d'aquesta sinó a la diversitat cultural del món. A la profunditat del pensament possible. A la riquesa de la humanitat.

- Respecte al requísit lingüístic i la "imposició" del català en determinats àmbits, tres arguments: 1) Si es reconeix que vivim en democràcia (?) i llibertat no té sentit que l'administració no entenga els administrats en la seua pròpia llengua. L'única manera de garantir-ho és el requisit lingüístic per a la funció pública. 2) Les llengues naixen, creixen, de vegades es reprodueixen i, finalment, moren. Una llengua que no és necessària morirà. I com que el bilingüisme és sempre diglòssic, una llengua minoritzada que no troba àmbits on siga necessari d'aprendre-la, està condemnada a morir tard o d'hora. i 3) És que a ningú no se li acut que un professor de matemàtiques anglès vaja a donar classe a Madrid o a Medina del Campo i no li done la gana d'ensenyar-se el castellà, faça les classes en anglès i els alumnes ja s'ensenyaran. És que qualsevol que trobe feina a Dinamarca de per vida ja té consciència de que haurà d'aprendre danès. Aquest tercer argument és útil també quan l'oponent va a terrenys possibilistes del tipus "en un món global la llengua minoritària no em resulta útil" o "és que el valencià el parleu quatre gats". El danès el parlen tres gats (6 milions front a uns 10 del català) i per suposat si anem al món global let's speak English, my dear fellows.

En fi, que tampoc cal perdre amistats ni que et lleven la paraula. I quan es debat sobre llengües apareixen una gran quantitat de sentiments i no tots reconeguts. Per exemple, entre els monolingües honradament progressistes (siguen punkis, cooperants o sociates) hi ha una fosca consciència personal de que s'està col·laborant, ni que siga per passiva, en un genocidi cultural. Això fa que es posen molt a la defensiva, perquè tenen un remordiment més o menys inconscient i els incomoda molt. Cal tractar-lo amb carinyo. I no patim, si més no, apuntaran als seus fills a la línia en valencià :) Després hi ha un sentiment fortament identitari en la llengua. La llengua ens defineix més que cap altra part de la nostra cultura. També s'ha d'anar amb compte, perquè això cega molt i fa que l'agressor real se senta agredit si, per exemple, un desconegut li parla en una llengua que desconeix quan ell pensava que estava en el seu àmbit lingüístic. I li pareix de mala educació el que és ser educat: donar-li l'oportunitat de començar a aprendre la seua llengua. En realitat el que és de mala educació és guardar-nos la nostra llengua per a nosaltres i impedir al foraster accedir a ella.

Per acabar he de dir que al debat hi havia, molt callada, una xica d'Almoradí. Va demanar la paraula i va anunciar que ella soles diria una cosa. Les gotes de suor perlaven el meu front. Ja ve la Vega Baja del Segura, cos a terra. Però la xica va dir, amb eixe característic accent panotxo: "Lo que no puede ser es que haya gente que se vaya a defender el quechua y el aymara y luego vengan a su casa y hagan todo lo posible por exterminar el valenciano." Ole.


dimecres, 24 d’agost del 2011

Avantatges i inconvenients dels microcrèdits

Un microcrèdit, en molts sentits, és el contrari d'un crèdit tradicional. Es considera el crèdit com un dret humà, segons la precisa definició del seu inventor, en Muhammad Yunus, no existeixen garanties reals o personals, estan basats en la confiança per compte d'obligacions legals, comporten obligacions socials i de canvi d'hàbits més que no pas financeres, s'ofereix assistència tècnica i econòmica als prestataris, se'ls capacita en la gestió dels seus recursos i del seu treball, es donen majoritàriament a dones, s'estudien els casos d'impagament junt amb els beneficiaris, oferint-ne alternatives i pactant-les conjuntament en lloc d'executar processos judicials i la gestió es fa participativa i no centrada en l'entitat.


És clar que, en la mesura en que es reforcen les capacitats de la població objectiu i això es fa basant-se en les decisions que aquesta mateixa població pren, són instruments de cooperació allunyats de l'assistencialisme i de l'etnocentrisme, dos de les errades que històricament més mal han fet a la solidaritat internacional al desenvolupament.

En l'orige de la idea, Yunus detectà, en Bangladesh, que les comunitats rurals estaven captives dels mitjancers, "facilitadors" que prestaven les llavors o altres eines de producció a canvi d'uns interessos usurers, pagats generalment en espècie, que impedien l'acumulació d'excedent i el progrés de les societats camperoles del seu país.

Tot això està molt bé, i hi ha aquesta quantitat d'avantatges i alguns altres (per exemple, si el sistema és eficient, amb els mateixos recursos d'un finançador es pot arribar a moltes més famílies que amb altres mètodes de transferència de recursos) però no tot és del color de rosa al món dels microcrèdits. M'he trobat a diferents països amb gent contrària als microcrèdits i crec que és just tindre en compte alguns dels seus retrets.

Primerament un crèdit és un crèdit. Si es perd la collita per qüestions climàtiques, si es fa un ús inadequat dels recursos, si els diners fan falta de sobte per altres necessitats com l'atenció mèdica, si es compra un animal i mor, en tots aquests casos els beneficiaris quedaran en una situació pitjor que la de partida: estaran igual i tindran un deute, que segons com, serà onerós o impossible de pagar. Si eixos recursos els hagueren arribat en transferència directa, tipus campanya de llavors o capacitacions finançades, no tindrien aquest problema. Després pot suposar una distorsió dels mercats: pot influir negativament en acopiadores, cooperatives i altres agents que voran reduït el seu poder de mercat i en casos extrems poden resultar expulsades del sistema. D'altra banda s'ha de tenir en compte la importància del grup quan els crèdits es donen solidàriament a grups de prestataris. Si un dels membres del grup no paga o no pot pagar els hi perjudica a tots, i això suposa un focus de conflicte dins de la comunitat i la possibilitat que aquest grup exercisca presions que no estan a l'abast de cap entitat financera (de tipus moral, acossaments, amenaces...).
També, pel caràcter social dels microcrédits sovint s'estableixen obligacions i canvis de conducta que poden topar amb fortes resistències per part de les societats receptores. Si aquestes obligacions socials són dissenyades fora de la mateixa comunitat s'estarà imposant un criteri occidentalitzador que, no per ser benintencionat, deixa de ser una agressió i, sovint, una mala decisió si no s'enten el context. A més mantenir un sistema d'aquest tipus pot resultar complexe si no es compta amb personal capacitat, cosa que, com imaginareu, és freqüent als països empobrits. Cal un mínim de personal format i una certa cultura financera i no sempre s'hi pot comptar. Finalment la corrupció, el clientelisme i la discreccionalitat a l'hora de decidir els beneficiaris són també problemes recurrents, més en països on la corrupció està institucionalitzada a tots els nivells: a molts dels empobrits i al País Valencià ;)